EL ANTICOMUNISMO COMO MASCARA
“Por el engaño nos han dominado más que por la fuerza”
Simón Bolívar
El anti-comunismo no es más que el arte burgués del engaño en su fase demencial. El anti-comunismo no es una práctica abandonada, está vivo, hay muchos y de grados diversos.
Una de las aberraciones más groseras, en la ideología de la clase dominante, es el anti-comunismo obsesivo y criminal. Por cierto. El capitalismo convierte todos sus miedos en armas de guerra, incluso, ideológica. Una de esas armas trata básicamente de fabricar calumnias contra el socialismo, de fabricar mentiras sobre la política y los objetivos del pensamiento socialista y comunista y, fundamentalmente, luego de satanizar toda revolución de los trabajadores, desprestigiar y enlodar las ideas de Marx-Engels y Lenin, Trotsky… entre otros. Gastan fortunas en eso.
Los anti-comunistas usan todo lo que está al alcance de su imaginación enferma para confundir a los pueblos, para asustarlos y hacerles creer que el proyecto Comunista, que se incuba naturalmente en la lucha de los pueblos que quieren ser libres, es obra del demonio y que ellos, como si fuesen un Dios, están en el mundo para “salvarnos” de toda tentación Comunista. “Salvarnos” incluso reprimiéndonos y matándonos. Para lograr sus fines satanizadores, ellos necesitan reducir el proyecto Comunista a una caricatura simplona en la cual, la verdadera alternativa humanista que tenemos, la verdadera salvación del mundo y sus ecosistemas, sea sólo ensueño y una ilusión maligna que, por supuesto, sólo ellos pueden conjurar. Todos los anticomunismos, tarde o temprano, se convierten al nazi-fascismo y sucedáneos.
“¿Quién ha dicho que el marxismo es la renuncia de los sentimientos humanos (…)?. Si precisamente (…) fue el amor al hombre, a la humanidad, el deseo de combatir la desdicha del proletariado, el deseo de combatir la miseria, la injusticia, el calvario y toda la explotación sufrida por el proletariado, lo que hace que de la mente de Carlos Marx surja el marxismo cuando precisamente podía surgir una posibilidad real y más que una posibilidad real, la necesidad histórica de la Revolución social de la cual fue intérprete Carlos Marx. Pero, ¿qué lo hizo ser ese intérprete sino el caudal de sentimientos humanos de hombres como él, como Engels, como Lenin?”. Comandante Fidel Castro.
Y es que el anti-comunismo, y sus agentes, aborrecen a los pueblos, a la clase trabajadora y a toda idea cuyo eje sea el bien común, de verdad común, es decir, que incluya a todos. Aborrecen la planificación económica y la opción socialista del proyecto político, cultural, artístico y económico que se expresa en el Manifiesto Comunista de Marx-Engels y que tuvo en la Revolución Bolchevique una expresión incipiente, rápidamente traicionada.
Al anti-comunismo le gusta inocular sus venenos, hace metástasis desde las oligarquías burguesas y los cenáculos clericales. Cunde en las tertulias “intelectuales” de los terratenientes y corre como la pólvora en las oficinas de los gerentes bancarios. Expresa de manera enfermiza la degradación galopante en que está metida la ideología burguesa, la ideología de los aristócratas, la ideología de los fanáticos. Como el capitalismo es incapaz de presentar algún programa positivo que ofrezca salida digna la humanidad y al planeta, tal cual lo ofrece el pensamiento socialista y comunista, el Anti-comunismo se enfurece y exhibe su odio, y exhibe el miedo de las clases privilegiadas, ante las luchas emancipadoras de la humanidad.
El anti-comunismo sueña con paralizar el movimiento revolucionario de los trabajadores, anhela sembrar la desconfianza hacia la “Batalla de las Ideas” y desea criminalizar -y ahogar- todo movimiento auténticamente democrático desde abajo. No nos equivoquemos, el Anti-comunismo no es sólo un conjunto de ideas (enfermas), es, además la columna vertebral de la política burguesa y sus redes imperialistas que, como lo vemos a diario, aspiran a rematar, mediante las guerras, las ideas.......
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Nasce preocupado com os caminhos do proletariado em geral, porém, especialmente, com o brasileiro