segunda-feira, 24 de fevereiro de 2020

PROPUESTA SOBRE LA JORNADA DE SOLIDARIDAD CON VENEZUELA * Antonio Cabral Filho - RJ

PROPUESTA SOBRE LA JORNADA DE SOLIDARIDAD CON VENEZUELA
Y CONTRA EL NEOLIBERALISMO
(Conmemoración de la Primera Insurrección Popular en el Mundo contra el Neoliberalismo). 
En el marco del Encuentro Mundial Contra el Imperialismo realizado en Caracas entre el 22 y 24 de Enero del año en curso, se aprobó la jornada de solidaridad con Venezuela y contra el neoliberalismo, cuestión que quedó recogida en la Declaración Final del Encuentro Mundial Contra el Imperialismo en los siguientes términos; “Realizar una jornada internacional de movilización en apoyo a la Revolución Bolivariana y contra el neoliberalismo el 27 de febrero del año 2020. (Conmemoración de los 31 años de la primera insurrección en Caracas contra el neoliberalismo)”. 
Esta iniciativa de solidaridad con Venezuela no sólo reivindica la lucha contra las políticas neoliberales acaecidas en Caracas en 1989, sino que al mismo tiempo es un reconocimiento a la resistencia de los pueblos del mundo contra el modelo neoliberal. En efecto, en la actualidad en diferentes latitudes del mundo se desarrollan importantes luchas contra los paquetes de ajuste estructural que impone el imperialismo mediante el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y los gobiernos a su servicio. Algunos ejemplos emblemáticos de la resistencia contra el neoliberalismo lo observamos en Colombia, Chile, Ecuador, Haití, entre otros. 
En este sentido, cumpliendo con el mandato y los acuerdos emanados en el Encuentro Mundial Contra el Imperialismo, el Partido Socialista Unido de Venezuela propone lo siguiente; 
Plan de Acción Sugerido: 
1. Desarrollar una jornada de movilización internacional de Solidaridad con Venezuela y contra el neoliberalismo en las diferentes ciudades del mundo de conformidad con la realidad político-social de cada uno de los países. 2. Adoptar la forma de movilización (marcha, concentración, foros, actividades culturales, etc.,) que mejor se adapte a las condiciones de cada país y las características de los partidos políticos y movimientos sociales que aprobaron la Declaración Final del Encuentro Mundial Contra el Imperialismo. 3. Procurar el carácter unitario de la jornada de movilización. 4. Resaltar desde el punto de vista de la Agitación, Propaganda y Comunicación las negativas implicaciones sociales, económicas y ambientales que se desprenden de la imposición del recetario neoliberal. 5. Destacar que el neoliberalismo es contrario a la vida, la soberanía y la paz, ideas- fuerza que nos convocaron al Encuentro Mundial Contra el Imperialismo. Razón por la cual, consideramos que las medidas coercitivas unilaterales adoptadas para imponer el neoliberalismo no sólo atenta contra los derechos humanos de los pueblos del mundo sino que también ocasiona un demoledor impacto social que se constituye en un crimen de lesa humanidad. 6. Expresar la solidaridad con los pueblos que luchan contra el neoliberalismo y que padecen las medidas coercitivas unilaterales tales como el de Venezuela, Irán, Cuba, Nicaragua, Siria, Rusia, Yemen, Palestina, República Árabe Saharaui, República Democrática Popular de Corea, República Popular de China, entre otros. 7. Apoyar la demanda interpuesta por Venezuela contra el gobierno de Estados 
Unidos por el crimen de agresión contra el bloqueo económico, financiero y comercial al país. 
Consigna Sugeridas: 
-Trump la Amenaza Eres Tú. -El Mundo Contra el Neoliberalismo 
Etiquetas Sugeridas: 
#TrumplaAmenazaEresTú #ElMundoContraelNeoliberalismo 
Requerimiento: 
Con el fin de generar la más amplia difusión sobre la actividad se solicita a los partidos políticos, movimientos sociales y demás organizaciones intercambiar imágenes, audio y vídeos en función de su publicación en los diferentes medios de comunicación, redes y paredes. Venezuela coloca a disposición su capacidad instalada para divulgar los contenidos producidos al respecto. Por favor, en caso de estar de acuerdo remitir al siguiente correo electrónico: congresocomunicacionvzla@gmail.com 

sexta-feira, 21 de fevereiro de 2020

CAPITALISMO, TRANSICIÓN Y SOCIALISMO * Agustin Calzadilla - Chile

CAPITALISMO, TRANSICIÓN Y SOCIALISMO

Agustín Calzadilla

Claro, camarada, de acuerdo, la única forma de conquistar una DEMOCRACIA SOCIALISTA es que el poder popular organice y ejerza su propio poder.

Un brevísimo esquema para la transición sería, según mi punto de vista, el que sigue:

Nosotros no Hablamos de democracia en general, eso no existe; hablamos de procesos democratizadores en lo político, esto es nuevo Estado, el Estado comunal, de participación protagónica y decisoria; en lo económico, nuevas formas de propiedad, con primacía de la propiedad social sobre los medios de producción; y en fin una revolución cultural, en el sistema de valores que subvierta la cosmovisión burguesa de tantos siglos de alienación.

Éstas serían las tareas básicas, más generales según entiendo,  y de manera resumida, la transición del capitalismo dependiente y rentista, al socialismo bolivariano del siglo XXI.

No olvidar que en la revolución socialista, hay que ser iguales, en las condiciones materiales de vida, para ser en verdad libres.

Una vez desarrolladas esas tareas que cubren un largo periodo histórico, podemos decir que vamos en vía de la revolución democratica hacia la liberación nacional y el socialismo.

Lo que implica tareas de carácter antiimperialistas y anticapitalistas.de aplicación simultánea.Y en una sola fase histórica.

Ahora bien, en una transición, no podemos esperar que las "leyes de la historia" lo hagan todo, como si la contradicción entre el desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones de producción, tuviera piloto automático.

No, no hay ningún piloto automático. Lo que rige en la fase de transición es la voluntad, es decir, la voluntad política de avanzar en las tareas tanto democraticas como socialistas.

Y nada de etapas, de pensar que el solo desarrollo de las fuerzas productivas nos conducen al socialismo, como pensaron los viejos social demócratas.

No basta decir que "estamos del lado correcto de la historia".

Menos aún de estar creyendo en una burguesía nacional y revolucionaria que no existe.

Y la gran burguesía interna y las corporaciones transnacionales están en el plan de cambio de régimen.

Tener siempre presente que las revoluciones todas son reversibles. 

Allí está la URSS.

Por estas razones sugiero, para la transición estudiar la reforma constitucional 2007  del comandante Chávez.

Así como también recomiendo analizar las leyes del poder popular 2010, y el programa de gobierno que presentó en 2012, para un nuevo periodo que como se sabe, no pudo concluir. 

Allí nos llama a "traspasar la lógica del capital". Y señala tareas para construir el socialismo.

Lamentablemente, no vamos en ese camino sino en camino del reformismo.

Hacia una social democracia, en el marco del capitalismo, para desarrollar las fuerzas productivas y en otra etapa, más adelante, pasar a construir el socialismo.

Esto es lo que saco, como conclusión, es el proyecto en marcha de la tendencia dominante.

Cómo se sabe, ese proyecto social demócrata viene de derrota en derrota en la Región.

Fracasó en Brasil, con el modelo de Lula, que termina con el "golpe suave" a Dilma y la prisión del propio Lula.

El más reciente fracaso de este modelo reformista lo sufrieron los compañeros de El Salvador.

Cristina regresa, es cierto pero con el mismo modelo socialdemócrata y un tanto distante del gobierno venezolano.

Mientras tanto avanza la impunidad del fascismo interno con apoyo imperialista.

Y, para colmo de males, se resquebraja el principio de autoridad del Estado. Reina la impunidad.

No respondemos de manera contundente los golpes del imperio y sus lacayos.

Y dejamos que la anarquía de un empresariado parásito asalte el salario de los trabajadores, con la desmedida y criminal especulación.

De otra parte se produce el rompimiento del tejido popular solidario, que como efecto de la crisis enfrenta pueblo contra pueblo: los bachaqueros.

Esto plantea hacer, el balance de estos últimos 20 años de gobierno bolivariano como propone el constituyente Soto Rojas. 

Dado que, el momento político es de extrema gravedad, el bloqueo económico y financiero ha golpeado la base social que sostiene este gobierno.

Y seguimos como si nada pasara. Por que solo miramos al apoyo del chavismo duro, y no aceptamos que hay un malestar relevante que puede comprometer las elecciones venideras para la Asamblea si la derecha va unida. 

En fin hay que tener presente que el proyecto SOCIALISTA va más allá de psuv y el gobierno.  

Aún así nosotros debemos preservar la unidad y el apoyo al gobierno.

Pero también estamos obligados a ejercer a fondo la crítica y la autocrítica.

Hay que rescatar el rumbo estratégico, y "vacilar es perdernos"

Una vez cumplida la difícil tarea de enderezar el rumbo estratégico, podremos plantear nuevos objetivos históricos.

Solo así podremos marchar hacia la utopía de Carlos Marx, de una Asociación de productores libres e iguales.

Y cuando Marx, habla de productores, no se refiere a los empresarios, como pretenden algunos por aquí. 

Se refiere sí  a los trabajadores, que son los que generan valor, cuando venden su fuerza de trabajo al explotador.

Marx, en su Crítica al programa de gotha, plantea que el socialismo es la fase primaria o previa del comunismo.

Pero, como toda su teoría, la construye sobre las condiciones históricas concretas del capitalismo europeo. 

No pretendió jamás que copiaramos  modelos.

Pues Marx en sus trabajos tardíos sobre el colonialismo y en el propio capital, en el capítulo sobre la acumulación originaria, avisora el capitalismo periférico, cuando dice que era imposible que se desarrollara  el capitalismo en Europa sin el saqueo colonial de América.

Así las cosas Insisto en la necesidad de estudiar la transición y sus tareas generales y concretas y tener presente que no hay recetas, pero sí tenemos una experiencia histórica concreta , los aportes de Chávez y además, contamos con una teoría revolucionaria: el marxismo.

VENCEREMOS!!

Ac 15/8/2019

quinta-feira, 20 de fevereiro de 2020

É preciso organizar a luta antifascista * Laura Gontijo - RJ

É preciso organizar a luta antifascista 
Laura Gontijo

Recentemente, uma foto divulgada na internet mostrou um homem com uma suástica no braço sentado na mesa de um bar, na cidade de Unaí, em Minas Gerais. Pessoas tentaram abrir um boletim de ocorrência e a polícia se recusou a atender o pedido. O que provocou indignação em alguns, mas era de se esperar. A polícia é a incubadora primordial do fascismo. 

Como ninguém tomou uma ação mais enérgica contra esse cidadão, a moda pegou. Agora surgiu a foto de outro fascista sentado em um shopping, em Curitiba, com uma suástica no braço. 

Ao mesmo tempo, o Estado de S. Paulo divulgou um ato público dos integralistas que ocorreu dia 9 de novembro, em São Paulo. 15 camisas-verdes se reuniram, acompanhados pelo Estado de S. Paulo, fizeram a saudação integralista e cantaram um hino fascista. 

A reportagem, que é uma verdadeira propaganda do integralismo, informa que a Frente Integralista Brasileira vem ganhando cada vez mais adeptos, possuindo 8 mil filiados, e que irá lançar candidatos nas eleições municipais do ano que vem em várias cidades, pelo PRTB, de Levy Fidelix e pelo Patriota, cuja carta de fundação foi redigida por um integralista. Também pretendem organizar um congresso nacional e uma marcha em comemoração ao aniversário de Plínio Salgado, em janeiro e informam que seus membros treinam artes marciais para se defender da esquerda. 

No final de 2015, a imprensa burguesa divulgou que seria realizado um congresso de Fundação da Frente Nacionalista, em Curitiba. Diante da grande repercussão, em seguida, foi dito que o Ministério Público teria impedido a realização do mesmo (vemos aqui novamente o equívoco de chamar as “instituições” para “combater” o fascismo).  Diante do anúncio de possíveis candidaturas nas eleições do ano que vem, podemos concluir que o congresso ocorreu, ainda que tenha apenas reunido os líderes das organizações. 

O ressurgimento do fascismo no Brasil é uma realidade difícil de negar sob o governo Bolsonaro. As marchas verde-amarelas que propiciaram o golpe de estado foram claramente fascistas. Se, naquela época, era difícil fazer essa identificação – e muita gente relutou em chamar as “tias” de classe média que iam às passeatas de fascistas - agora, o fascismo aparece como ele realmente é, com seus símbolos, rituais e práticas. Tratar isso mais uma vez como “brincadeira”, como coisa de idiotas ou loucos ou mesmo acreditar que chamando a polícia ou o ministério público iremos “combater” o fascismo é já correr sério perigo de vida. 

A luta contra o fascismo brasileiro está na ordem do dia. É preciso organizar comitês de luta contra o fascismo para agir contra essas demonstrações, manifestações e mesmo ações individuais dos fascistas. É preciso impedir que ocorram! É preciso expulsar os fascistas das ruas! 

A burguesia já demonstrou que o fascismo pode ser a sua principal alternativa diante da falência do capitalismo. Partidos e organizações fascistas crescem em todo o mundo e disputam o poder. 

Em outubro, comemora-se 85 anos do aniversário da Batalha da Praça da Sé conhecido como “Revoada dos Galinhas Verdes”, episódio da história brasileira que demonstrou a melhor forma de tratar o fascismo para impedir que ele se desenvolva: eliminando-o das ruas. 

O jornal O Homem Livre foi criado em 2015, a partir da constatação de que desde 2012 o fascismo se organizava e crescia no Brasil. E mais do que nunca os fatos tem demonstrado o acerto político desta iniciativa e a importância de, neste momento, criar mais instrumentos que organizem a luta, como comitês de luta antifascista. 

A tarefa de toda a esquerda democrática e comunista em 2020 é derrotar o fascismo! 

Apoie a imprensa antifascista: apoia.se/jornalohomemlivre ...

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quarta-feira, 19 de fevereiro de 2020

A BESTA ESTÁ BABANDO * Leandro Fortes - DF

A BESTA ESTÁ BABANDO

Por Leandro Fortes

Quem, como eu, passou os últimos 30 anos como jornalista militante, em Brasília, sempre soube que Jair Bolsonaro era um desqualificado absoluto. Um sujeito simplório, ignorante, mas esperto o suficiente para ter vislumbrado na comunidade de baixas patentes das Forças Armadas um nicho eleitoral eficiente.

Nessa alcova, elegeu-se repetidamente deputado federal, ora pregando o fechamento do Congresso Nacional, ora dando abrigo a mulheres de praças e oficiais que iam bater panela na Esplanada dos Ministérios em nome das reivindicações salariais dos maridos.

Sua presença era risível, no pior sentido, dentro do Parlamento, onde transitava sem amigos ou aliados, um espectro que provocava somente desprezo e asco, nas poucas vezes que abria a boca para tratar sobre qualquer coisa.

Que Bolsonaro tenha se tornado presidente da República diz muito mais sobre o tipo de sociedade que nos tornamos - individualista, mesquinha e ignorante - do que sobre ele mesmo.

Ao vê-lo vociferando sobre jornalistas, sob aplausos e mugidos da claque de idiotas estacionada no Palácio da Alvorada, digo, sem titubear: Bolsonaro não mudou em absolutamente nada.

Continua o mesmo alucinado que escarrava impropérios contra repórteres, quase sempre mulheres, nos corredores da Câmara. O mesmo parlamentar que desrespeitava colegas - sempre mulheres - com agressões de baixíssimo calão, com modos de psicopata.

As revelações de que o filho mais velho, Flávio Bolsonaro, o 01, comandava o crime organizado na Assembleia Legislativa do Rio de Janeiro serviu apenas para jogar sua personalidade caótica no campo da irracionalidade absoluta.

A permanência desse sujeito na Presidência da República deixou, faz tempo, de ser um exotismo político. Trata-se, agora, de um insulto civilizatório que ameaça o próprio conceito de democracia, sob qualquer aspecto, mas sobretudo, o moral.

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terça-feira, 18 de fevereiro de 2020

Necesidad de una preparación ideológica de la masa * Antonio Gramsci - Italia

Necesidad de una preparación ideológica 
de la masa 
Escrito: En mayo de 1925. Primera Edición: Aparecido en "Lo Stato Operaio" de Marzo-abril de 1931. Digitalización: Aritz, setiembre de 2000. Edición Digital: Marxists Internet Archive, 2000. 
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Desde hace casi cincuenta años, el movimiento obrero revolucionario italiano ha caído en una situación de ilegalidad o de semilegalidad. La libertad de prensa, el derecho de reunión, de asociación, de propaganda, han sido prácticamente suprimidos. La formación de los cuadros dirigentes del proletariado no puede realizarse, pues, por la vía y con los métodos que eran tradicionales en Italia hasta 1921. Los elementos obreros más activos son perseguidos, son controlados en todos sus movimientos, en todas sus lecturas; las bibliotecas obreras han sido incendiadas o eliminadas de otra manera; las grandes organizaciones y las grandes acciones de masa ya no existen o no pueden organizarse. Los militantes no participan plenamente o sólo en medida muy limitada en las discusiones y en el contraste de ideas; la vida aislada o las reuniones irregulares de pequeños grupos clandestinos, el hábito que puede crearse en una vida política que en otros tiempos parecía excepción, suscitan sentimientos, estados de ánimo, puntos de vista que son con frecuencia erróneos e incluso a veces morbosos. 
Los nuevos miembros que el Partido gana en tal situación, evidentemente hombres sinceros y de vigorosa fe revolucionaria, no pueden ser educados en nuestros métodos de amplia actividad, de amplias discusiones, del control recíproco que es propio de los periodos de democracia y de legalidad. Se anuncia así un periodo muy grave: la masa del Partido habituándose, en la ilegalidad, a no pensar en otra cosa que en los medios necesarios para escapar al enemigo, habituándose a ver posible y organizable inmediatamente sólo acciones de pequeños grupos, viendo cómo los dominadores aparentemente habían vencido y conservan el poder con el empleo de minorías armadas y encuadradas militarmente, se aleja insensiblemente de la concepción marxista de la actividad revolucionaria del proletariado, y mientras parece radicalizarse por el hecho de que a menudo se anuncian propósitos extremistas y frases sanguinolentas, en realidad se hace incapaz de vencer al enemigo. La historia de la clase obrera, especialmente en la época que atravesamos, muestra cómo este peligro no es imaginario. La recuperación de 
los partidos revolucionarios, tras un periodo de ilegalidad, se caracteriza con frecuencia por un irrefrenable impulso a la acción, por la ausencia de toda consideración de las relaciones reales de las fuerzas sociales, por el estado de ánimo de las grandes masas obreras y campesinas, por las condiciones del armamento, etc. Así, a menudo ha ocurrido que el Partido revolucionario se ha hecho destrozar por la reacción aún no disgregada y cuyas reservas no habían sido debidamente justipreciadas, entre la indiferencia y la pasividad de las amplias masas, que, después de todo periodo reaccionario, se vuelven muy prudentes y son fácilmente presa del pánico cada vez que se amenaza con la vuelta a la situación de la que acaban de salir. 
Es difícil, en líneas generales, que tales errores no se cometan; por eso, el Partido tiene que preocuparse de ello y desarrollar una determinada actividad que especialmente tienda a mejorar su organización, a elevar el nivel intelectual de los miembros que se encuentren en sus filas en el periodo del terror blanco y que están destinados a convertirse en el núcleo central y más resistente a toda prueba y a todo sacrificio del Partido, que guiará la revolución y administrará al Estado proletario. 
El problema aparece así más amplio y complejo. La recuperación del movimiento revolucionario y especialmente su victoria, lanzan hacial el Partido una gran masa de nuevos elementos. Estos no pueden ser rechazados, especialmente si son de origen proletario, ya que precisamente su adhesión es uno de los signos más reveladores de la revolución que se está realizando; pero el problema que se plantea es el de impedir que el núcleo central del Partido sea sumergido y disgregado por la nueva arrolladora ola. Todos recordamos lo que ha ocurrido en Italia, después de la guerra, en el Partido Socialista. El núcleo central, constituido por camaradas fieles a la causa durante el cataclismo, se restringe hasta reducirse a unos 16.000. En el Congreso de Liorna estaban representados 220.000 miembros, es decir, que existían en el Partido 200.000 adherentes después de la guerra, sin preparación política, ayunos o casi de toda noción de doctrina marxista, fácil presa de los pequeños burgueses declamadores y fanfarrones que constituyeron en los años 1919-1920 el fenómeno del maximalismo. No carece de significado que el actual jefe del Partido Socialista y director de Avanti sea el propio Pietro Nenni, entrado en el Partido Socialista después de Liorna, pero que resume y sintetiza en sí mismo toda la debilidad ideológica y el carácter distintivo del maximalismo de la posguerra. Sería realmente delictivo que en el Partido Comunista se verificase con respecto al periodo fascista lo que ha ocurrido en el Partido Socialista respecto al periodo de la guerra; pero esto sería inevitable, si nuestro Partido no tuviera una línea a seguir también en este terreno, si no procurase a tiempo reforzar ideológica y políticamente sus actuales cuadros y sus actuales miembros, para hacerlos capaces de contener y encuadrar masas aún más amplias sin que la organización sufra demasiadas sacudidas y sin que la figura del Partido sea cambiada. 
Hemos planteado el problema en sus términos prácticos más inmediatos. Pero tiene una base que es superior a toda contingencia inmediata. 
Nosotros sabemos que la lucha del proletariado contra el capitalismo se desenvuelve en tres frentes: el económico, el político y el ideológico. La lucha económica tiene tres fases: de resistencia contra el capitalismo, esto es, la fase sindical elemental; de ofensiva contra el capitalismo para el control obrero de la producción; de lucha para la eliminación del capitalismo a través de la socialización. También la lucha política tiene tres fases principales: lucha para contener el poder de la burguesía en el Estado 
parlamentario, es decir, para mantener o crear una situación democrática de equilibrio entre las clases que permita al proletariado organizarse y desarrollarse; lucha por la conquista del poder y por la creación del Estado obrero, es decir, una acción política compleja a través de la cual el proletariado moviliza en torno a sí todas las fuerzas sociales anticapitalistas (en primer lugar la clase campesina), y las conduce a la victoria; fase de la dictadura del proletariado organizado en clase dominante para eliminar todos los obstáculos técnicos y sociales, que se interpongan a la realización del comunismo. 
La lucha económica no puede separarse de la lucha política, y ni la una ni la otra pueden ser separadas de la lucha ideológica. 
En su primera fase sindical, la lucha económica es espontánea, es decir, nace ineluctablemente de la misma situación en la que el proletariado se encuentra en el régimen burgués, pero no es por sí misma revolucionaria, es decir, no lleva necesariamente al derrocamiento del capitalismo, como han sostenido y continúan sosteniendo con menor éxito los sindicalistas. Tanto es verdad, que los reformistas y hasta los fascistas admiten la lucha sindical elemental, y más bien sostienen que el proletariado como clase no debiera realizar otra lucha que la sindical. Los reformistas se diferencian de los fascistas solamente en cuanto sostienen que si no el proletariado como clase, al menos los proletarios como individuos, ciudadanos, deben luchar también por la democracia burguesa; en otras palabras, luchar sólo para mantener o crear las condiciones políticas de la pura lucha de resistencia sindical. 
Puesto que la lucha sindical se vuelve un factor revolucionario, es menester que el proletariado la acompañe con la lucha política, es decir, que el proletariado tenga conciencia de ser el protagonista de una lucha general que envuelve todas las cuestiones más vitales de la organización social, es decir, que tenga conciencia de luchar por el socialismo. El elemento "espontaneidad" no es suficiente para la lucha revolucionaria, pues nunca lleva a la clase obrera más allá de los límites de la democracia burguesa existente. Es necesario el elemento conciencia, el elemento "ideológico", es decir, la comprensión de las condiciones en que se lucha, de las relaciones sociales en que vive el obrero, de las tendencias fundamentales que operan en el sistema de estas relaciones, del proceso de desarrollo que sufre la sociedad por la existencia en su seno de antagonismos irreductibles, etcétera. 
Los tres frentes de la lucha proletaria se reducen a uno sólo, para el Partido de la clase obrera, que lo es precisamente porque asume y representa todas las exigencias de la lucha general. Ciertamente, no se puede pedir a todo obrero de la masa tener una completa conciencia de toda la compleja función que su clase está resuelta a desarrollar en el proceso de desarrollo de la humanidad, pues eso hay que pedírselo a los miembros del Partido. No se puede proponer, antes de la conquista del Estado, modificar completamente la conciencia de toda la clase obrera; sería utópico, porque la conciencia de la clase como tal se modifica solamente cuando ha sido modificado el modo de vivir de la propia clase, esto es, cuando el proletariado se convierta en clase dominante, tenga a su disposición el aparato de producción y de cambio y el poder estatal. Pero el Partido puede y debe en su conjunto representar esta conciencia superior; de otro modo, aquel no estaría a la cabeza, sino a la cola de las masas, no las guiaría, sino que sería arrastrado. Por ello, el Partido debe asimilar el marxismo y debe asimilarlo en su forma actual, como leninismo. 
La actividad teórica, la lucha en el frente ideológico, se ha descuidado siempre en el movimiento obrero italiano. En Italia, el marxismo (por influjo de Antonio Labriola) ha sido más estudiado por los intelectuales burgueses para desnaturalizarlo y adecuarlo al uso de la política burguesa, que por los revolucionarios. Así hemos visto en el Partido Socialista Italiano convivir juntas pacíficamente las tendencias más dispares, hemos visto como opiniones oficiales del Partido las concepciones más contradictorias. Nunca imaginó la dirección del Partido que para luchar contra la ideología burguesa, para liberar a las masas de la influencia del capitalismo, fuera menester ante todo difundir en el Partido mismo la doctrina marxista y defenderla de toda contrafracción. Esta tradición por lo menos no ha sido interrumpida de modo sistemático y con una notable actividad continuada. 
Se dice, sin embargo, que el marxismo ha tenido mucha suerte en Italia y en cierto sentido esto es cierto. Pero también es cierto que tal fortuna no ha ayudado al proletariado, no ha servido para crear nuevos medios de lucha, no ha sido un fenómeno revolucionario. El marxismo, o algunas afirmaciones separadas de los escritos de Marx, ha servido a la burguesía italiana para demostrar que por la necesidad de su desarrollo era necesario prescindir de la democracia, era necesario pisotear las leyes, era necesario reírse de la libertad y de la justicia; es decir, se ha llamado marxismo, por los filósofos de la burguesía italiana, la comprobación que Marx ha hecho de los sistemas que la burguesía empleará, sin necesidad de recurrir a justificaciones... marxistas, en su lucha contra los trabajadores. Y los reformistas, para corregir esta interpretación fraudulenta, se han hecho democráticos, se han convertido en los turiferarios de todos los santos consagrados del capitalismo. Los teóricos de la burguesía italiana han tenido la habilidad de crear el concepto de la "nación proletaria" y que la concepción de Marx debía aplicarse a la lucha de Italia contra los otros Estados capitalistas, no a la lucha del proletariado italiano contra el capitalismo italiano; los "marxistas" del Partido Socialista han dejado pasar sin lucha estas aberraciones, que fueron aceptadas por uno, Enrico Ferri, que pasaba por un gran teórico del socialismo. Esta fue la fortuna del marxismo en Italia: que sirvió de perejil para todas las indigestas salsas que los más imprudentes aventureros de la pluma han querido poner en venta. Marxistas de esta guisa han sido Enrico Ferri, Guillermo Ferrero, Achille Loria, Paolo Orano, Benito Mussolini... 
Para luchar contra la confusión que se ha creado de esta manera, es necesario que el Partido intensifique y haga sistemática su actividad en el campo ideológico, que se imponga como un deber de los militantes el conocimiento de la doctrina del marxismo- leninismo, al menos en sus términos más generales. 
Nuestro Partido no es un partido democrático, al menos en el sentido vulgar que comunmente se da a esta palabra. Es un Partido centralizado nacional e internacionalmente. En el campo internacional, nuestro Partido es una simple sección de un partido más grande, de un partido mundial. ¿Qué repercusiones puede tener y ya ha tenido este tipo de organización, que también es una necesidad de la revolución? La propia Italia se da una respuesta a esta pregunta. Por reacción a la costumbre establecida por el Partido Socialista, en el que se discutía mucho y se resolvía poco, cuya unidad por el choque contínuo de las fracciones, de las tendencias y con frecuencia de las camarillas personales se rompía en una infinidad de fragmentos desunidos, en nuestro Partido se había terminado con no discutir ya nada. La centralización, la unidad de dirección y unidad de concepción se había convertido en un estancamiento intelectual. A ello contribuyó la necesidad de la lucha incesante contra el fascismo, que 

verdaderamente desde la fundación de nuestro Partido había ya pasado a su fase activa y ofensiva, pero contribuyeron también las erróneas concepciones del Partido, tal como son expuestas en las "Tesis sobre la táctica" presentadas al Congreso de Roma. La centralización y la unidad se concebían de modo demasiado mecánico: El Comité Central, y más bien el Comité Ejecutivo era todo el Partido, en lugar de representarlo y dirigirlo. Si esta concepción fuera permanentemente aplicada, el Partido perdería su carácter distintivo político y se convertiría, en el mejor de los casos, en un ejército (y un ejército de tipo burgués); perdería lo que es su fuerza de atracción, se separararía de las masas. Para que el Partido viva y esté en contacto con las masas, es menester que todo miembro del Partido sea un elemento político activo, sea un dirigente. Precisamente para que el Partido sea fuertemente centralizado, se exige un gran trabajo de propaganda y de agitación en sus filas, es necesario que el Partido, de manera organizada, eduque a sus militantes y eleve su nivel ideológico. Centralización quiere decir especialmente que en cualquier situación, incluso en estado de sitio reforzado, incluso cuando los comités dirigentes no pueden funcionar por un determiando periodo o fueran puestos en condiciones de no estar relacionados con toda la periferia, todos los miembros del Partido, cada uno en su ambiente, se hallen en situación de orientarse, de saber extraer de la realidad los elementos para establecer una orientación, a fin de que la clase obrera no se desmoralice sino que sienta que es guiada y que puede aún luchar. La preparación ideológica de la masa es, por consiguiente, una necesidad de la lucha revolucionaria, es una de las condiciones indispensables para la victoria.

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segunda-feira, 17 de fevereiro de 2020

Reflexiones y propuestas desde las trincheras de la Rebelión Popular en Chile * Antonio Cabral Filho - RJ

Reflexiones y propuestas desde las trincheras de la Rebelión Popular en Chile


Para poder continuar victoriosamente las luchas iniciadas en octubre, ante los peligros que nos acechan, queremos compartir estas reflexiones y propuestas.
Un primer tema que creemos necesario aclarar es definir cuál es el fenómeno que estamos viviendo en Chile. Varias compañeras y compañeros le han llamado revuelta. Otras y otros simplemente protesta. Las más osadas y osados la llaman revolución.
 A nuestro juicio, no es una revuelta que se inició de la nada y que no tiene objetivos. No está todo revuelto ni tampoco todo es espontáneo. Ya hay un rápido balance común de que es el acumulado de 46 años de tiranía, asesinatos, desapariciones, presas y presos políticos, exilio y torturas. En resumen, la violación sistemática de los derechos humanos por medio del terrorismo de Estado, que una vez que logró sus objetivos, se reconvirtió en “democracia”. 
Este terrorismo de Estado tenía objetivos claros y definidos: arrasar con todos los derechos sociales, económicos, culturales que había acumulado la clase obrera, la clase campesina y el pueblo explotado en más de un siglo de luchas.
Este arrasamiento, tuvo por objetivo la imposición de un modelo jurídico, político, económico, militar, ideológico y social que garantizara a la burguesía todos los recursos del Estado. Y que además, pusiera en manos de esta burguesía los recursos naturales reforzando su poder económico,  arrebatando directamente los dineros acumulados por los trabajadores y los pusiera a su servicio. En resumen, un oasis de lo que ahora ha dado en llamarse neoliberalismo, como ellos mismos lo reconocen.
Frente a todo lo anterior, no es una revuelta lo que estamos protagonizando. Gran parte del pueblo oprimido y explotado se levantó y utilizando diversos medios, pasó hasta ahora por encima de las leyes y disposiciones del sistema. Hubo una insubordinación civil, tal como se expresó claramente en la evasión del sistema de pagos del Metro de Santiago y que fue el inicio de este proceso.
De tal forma que, para nosotros, estamos en presencia de una auténtica Rebelión de diversos sectores de la clase obrera y muchos otros sectores sociales. No fue insurrección porque no salimos a las calles a asaltar el poder. Pero sí a cuestionarlo, constituyendo una verdadera Rebelión Popular. Y es una rebelión democrática, porque se alza contra la “democracia” del régimen pinochetista, clamando por acabar con su Constitución y reclamando una nueva. Por eso este clamor democrático tiene una semilla revolucionaria.
Una vez definido muy sucintamente este fenómeno, queremos detenernos en la actual situación que atraviesa Chile y sus implicancias, tanto para nuestro pueblo como para otros pueblos del mundo que nos miran atentamente.
El Gobierno
La actual situación de Chile al empezar el año 2020, se puede resumir en una frase: el sistema aún tiene la iniciativa estratégica y la emplea de forma inteligente.
La crisis larvada que se venía produciendo, fue administrada desde los gobiernos de la derecha y los de la Concertación y la llamada Nueva Mayoría, pero sin atacar las causas de fondo, de las que ellos mismos son responsables. La Rebelión Popular por tanto no sorprendió al gobierno, la esperaba tarde o temprano, solo lo dejó sorprendido su amplitud.
El gobierno, sin embargo, después de ensayar la respuesta de la contención represiva con el estado de emergencia y el ejército en las calles, en pocos días generó su política estratégica.
La represión la usa para aterrorizar y  ganar tiempo, sabedor que es muy difícil derrotar a las masas en las calles. Sin posibilidad de desalojar de las calles al movimiento de masas, y sin uno propio que lo respalde, trasladó la situación política donde tiene la ventaja estratégica: hacia la institucionalidad pinochetista.
Elaboró una propuesta que sabía que sería rápidamente respaldada e impuesta por quienes habían administrado el modelo pinochetista durante 30 años: los partidos políticos y el Parlamento. Allí tiene la ventaja de la correlación de fuerzas e intenta emplearla de forma veloz y oportuna para sus intereses.
Evolución Política (Evópoli), Renovación Nacional (RN), Unión Democrática Independiente (UDI), Democracia Cristiana (DC), Partido Por la Democracia (PPD), Partido Socialista (PS), Partido Radical (PR) y una parte del Frente Amplio (FA), defienden el modelo a ultranza. Por su lado, el Partido Comunista (PC), el Partido Humanista (PH) y sectores menores del FA, de alguna manera también tienen intereses institucionales.
La Convención Pinochetista
La iniciativa de la convención pinochetista constituyente es su estrategia y el camino escogido fue inteligente.
Primero un plebiscito para decidir si quieren una nueva Constitución o no y bajo qué modalidad quiere la gente esta convención. Con ese primer movimiento, intenta ganar cinco meses, mientras trata de disolver la Rebelión con su salvaje represión y dando la sensación que “la gente” estaría decidiendo. La mayoría dirá que sí y lo verá como un triunfo electoral y lo defenderá.
Este hecho engañoso, legitimaría el siguiente paso que es la elección Convención Constituyente bajo las reglas del actual sistema electoral de partidos políticos y que no será una Asamblea Constituyente. El cambio de nombre no solo es semántico. Esto lo decimos ya que esa Convención luego de la elección de los convencionalistas, solo se abocará a proponer una nueva constitución y no tiene atribuciones más allá de esa tarea y por tanto no es plenipotenciaria.
Todo este proceso duraría unos dos años que coinciden con el término del mandato de Piñera. Allí está el fondo del asunto. Por lo demás, esta Convención requerirá de dos tercios de aprobación frente a temas donde no hay consenso, otorgando de esta forma un virtual derecho a veto a la minoría pinochetista.
Aunque otorguen cupos especiales a los pueblos originarios y opere la paridad de género, serán los partidos quienes pondrán a sus candidatos y bajo el actual esquema de postulación. La Nueva Vieja constitución saldría legitimada por todos, ya que el voto será obligatorio de nuevo.
El sistema de los dos tercios le dará al sistema todo el poder para que “cambiando” todo en apariencia, no se cambie nada. Lo peor es que será un sistema ya votado por la mayoría y aprobado como la gran demanda. ¡Así funciona su democracia!
El sistema pinochetista en esencia no será tocado y mientras eso ocurre, las grandes demandas sociales en materia económica, educación, salud, vivienda y pensiones, no serán atendidas, concentrándose los partidos políticos cada vez más en encauzar dentro de la institucionalidad las protestas sociales.
Nuestro Mundo Social
A finales de diciembre, los operadores políticos del sistema reunidos en la llamada oposición sumó a este camino de la convención pinochetista a Unidad Social y a otras organizaciones burocráticas y lentamente la ciudadanía empieza a transitar este camino. Está claro que el gobierno no cederá en ninguna de las demandas sociales y en el mejor de los casos, dirá que eso será materia de la “nueva” Constitución.
De este lado, el pueblo en lucha sí seguirá insistiendo en la renuncia de Piñera, pero el mismo calendario electoral de la nueva constitución demorará todo. Y Piñera ocupará un cómodo segundo lugar de administrador de todo el proceso. La correlación de fuerzas sociales mayoritaria a favor de los cambios, no servirá en ese escenario para romper el sistema pinochetista.
Las demandas sociales tienden ahora a ser administradas por Unidad Social, ya que el joven movimiento social no controlado, no ha logrado contar con una política claramente revolucionaria que oriente a las masas trabajadoras hacia objetivos que efectivamente resguarden sus intereses.
¿Cuáles son nuestros obstáculos? El horizontalismo, el progresismo populista y el sentido autonomista de los autoconvocados que rechazan la idea de la organización revolucionaria, que es la idea que puede hacer germinar la genuina conquista democrática que necesitamos: la Asamblea Constituyente Soberana. Así, esas ideas que son de apariencia democrática, habrán obtenido gran notoriedad, pero están a punto de ayudar a propinar una derrota política histórica al pueblo chileno y también a otros pueblos de la región que miran ansiosos el desenlace. 
Si los sectores populares, no somos capaces efectivamente de generar en tres meses un camino diferente a las masas trabajadoras, nuestros modestos pero extenuantes esfuerzos, no serán suficientes para cambiar el escenario actual y sus perspectivas.
La democracia asamblearia directa nacida de nuestra Rebelión debe resguardarse de todos los vicios del parlamentarismo del régimen. Por eso mismo, debemos saber traducir nuestros debates democráticos en medidas políticas de lucha y organización. Enfrentamos un régimen verticalista de mucha fuerza. Debemos responder con decisiones fuertes. Democracia directa debe ser acción. Y acción en un solo sentido, en un solo rumbo, acción que no disperse nuestras fuerzas.
 Además de tomar en cuenta al poderoso enemigo que tenemos arriba y enfrente, los de abajo debemos saber sacar enseñanzas de otros pueblos.
Nuestros vecinos argentinos, en el año 2001 tumbaron un gobierno que los saqueaba también con careta democrática. Con inmensas movilizaciones tumbaron uno tras otro a presidentes títeres. Desarrollaron un inmenso movimiento de asambleas que cuestionaba a todos los partidos del sistema reclamando "¡QUE SE VAYAN TODOS!". Los partidos del sistema acorralados prepararon la trampa. Las asambleas deliberaron y deliberaron meses y nunca gestaron una fuerza política surgida de esa democracia directa. Cuando llegaron esas elecciones, los partidos del régimen tenían su política. Las asambleas nada. No se fue ninguno. Se quedaron todos. ¡Que no nos pase lo mismo en Chile!
Somos optimistas, pero no ilusos. Debemos ser rigurosos y objetivos en esto. Salvo situaciones nuevas generadas por la movilización que impongan otro camino, esa es la tendencia principal en este momento. Y esto es peligroso.
Agotados, sin recursos casi y chocando una y otra vez con una pared de acero al frente, si no logramos entender la actual situación y los peligros de la trampa del sistema, será muy difícil el próximo periodo. Nuestra fuerza es mucha, pero tenemos puntos débiles tanto orgánica como políticamente. Hay activismo que más que hacer política para sumar fuerzas desde afuera, la hace para adentro mirándose el ombligo identitario propio y así no logramos encuadrar y encauzar una política común para amplias masas.
Desde nuestra clase obrera nos hemos mantenido en lucha, pero no orgánicamente donde somos muy débiles, aunque algo se ha avanzado en este tiempo. Pero las grandes organizaciones están bajo tutela de los partidos sistémicos. 
Los movimientos de masas se han radicalizado en su mayoría, siendo los estudiantes secundarios los elementos más dinámicos de estas fuerzas, junto con las compañeras mujeres. El movimiento de pobladores se ha organizado y ha emprendido tres grandes tomas de terrenos, pero han sido desalojados y esto ha tenido sus consecuencias negativas porque han perdido protagonismo y liderazgo.
Por su parte, el pueblo mapuche se ha lanzado en forma oportuna por su autodeterminación y se espera un escenario de confrontación en este terreno y una mayor represión desde el gobierno.
Los territorios están más dispuestos para avanzar en la organización independiente fuera de la tutela de los partidos del sistema capitalista maltrecho, pero carecen en general de una centralidad de la política a aplicar frente a la actual situación.
Podemos decir que la politización institucional como el tema constituyente, ha opacado el resto de las demandas sociales, económicas, étnicas, culturales y sexuales.
Entonces vivimos una etapa contradictoria. Un gran movimiento de masas no orgánico y combativo, por un lado, donde claramente el régimen perdió la partida y la iniciativa y solo la represión es su camino para enfrentarlo. Pero, por otro lado, una situación institucional altamente favorable en términos estratégicos para el sistema capitalista aplicado en Chile.
Insistimos que la salida es la renuncia de Piñera y el traslado de la situación hacia que el pueblo decida en forma realmente democrática, por sus demandas sociales y económicas urgentes.
La situación está abierta, pero sin una organización con un ideal revolucionario, inspirada y guiada en un método científico de análisis y síntesis, que oriente la lucha de masas, el desenlace victorioso no está garantizado.
Estamos trabajando en esa dirección, pero no estamos seguros de los tiempos necesarios. Compartimos estos ideales con otras organizaciones compañeras, que son populares y revolucionarias. Necesitamos unirnos.
Las consignas de las masas reflejan también la situación. Los movimientos feministas y los estudiantes secundarios sí han generado contenido político profundo, pero el resto es muy débil en este momento, la mayoría sin un contenido político real, salvo la salida de Piñera.
Como ya lo hemos dicho, lo que está en el fondo de esta aguda lucha de clases en Chile no son los cupos para los mapuches ni la paridad de género. Es todo el ordenamiento jurídico, político, el régimen económico y de propiedad, la doctrina militar de las fuerzas armadas y el papel represivo que cumplen y la subordinación de la política internacional a los intereses del imperialismo.
Si todo lo anterior no cambia, seguirá la privatización del agua, de los caminos y carreteras, de los recursos naturales y hasta de los antecedentes comerciales de todos los chilenos.
El sistema capitalista ha logrado en Chile y en otras partes, que todos los segmentos de la burguesía tengan su propio estado mayor político, que defienda sus intereses. Su éxito radica justamente en convencer a la clase obrera, que no necesitamos de ese estado mayor que centralice y oriente las luchas sociales y las encauce hacia el centro del problema del poder político que nos oprime. 
Si bien todos reconocen que no son 30 pesos sino 30 años, esos mismos le dan el poder de decidir a dos de las instituciones más desprestigiadas de Chile como son los partidos políticos del sistema y el Congreso nacional, dónde son múltiples los parlamentarios que se hayan incursos en delitos graves de corrupción, robo y lavado de dinero.
Esos mismos partidos son los que han sido el sostén del sistema pinochetista de estos últimos 30 años y muchos esperan que estos mismos partidos hagan los cambios necesarios. Allí justamente está la fortaleza del sistema y la habilidad de haber sacado la decisión de la calle y llevarla a un cauce institucional controlado de antemano.
Proponemos algo nuevo
Ya empieza la campaña para el plebiscito donde todos se jugarán a fondo por aprobar las reformas, sin darse cuenta la mayoría, que así estará legitimando un mecanismo antidemocrático como es la convención pinochetista constituyente, propuesta por el mismo Piñera.
En todo caso, debemos participar de este proceso para denunciarlo y tratar de realizar, una acumulación de fuerzas distinta, que asuma la necesidad de conformar una fuerza política nueva, con un nuevo sentido de clase social opuesta a la burguesía, un partido revolucionario que se ponga al frente de las urgentes tareas que demandan las grandes mayorías trabajadoras y explotados en Chile y que repercutirán en todo el continente y más allá. Que las discusiones sobre el plebiscito se transformen en un amplio debate popular que mantenga a las masas movilizadas. Y que en este debate nos unamos las organizaciones compañeras.
Por todo lo anterior, queremos proponer con modestia, pero con mucha fuerza los siguientes pasos:
< Con la excepción de los portuarios y algunos sectores mineros, los trabajadores no hemos jugado el rol que debemos cumplir en esta gran gesta del pueblo chileno. Exigimos a las direcciones sindicales que organicen realmente a la clase trabajadora para que, con el conjunto del pueblo, se prepare una gran huelga general indefinida hasta que renuncie el criminal que hoy ocupa la Moneda. La huelga general indefinida no se convoca por los medios de comunicación solamente, sino que se organiza desde la base, abandonando las practicas burocráticas de las actuales direcciones sindicales. ¡¡¡A construir en todas partes, Comités de Lucha Popular hacia la huelga general indefinida!!!
< Debemos también ser muy claros en señalar el heroísmo de la Primera Línea que, en todos estos meses de lucha, su papel ha sido fundamental para que se desarrolle la Rebelión Popular y la autodefensa de las masas, salvando la vida de cientos de miles de personas. Pero también debemos decir que ese solo hecho no basta. Debemos desarrollar un gran esfuerzo para neutralizar a cientos o miles de soldados y carabineros que están en contra de las políticas represivas y del rol que la burguesía les hace jugar como guardianes de los intereses de esa clase a la cual no pertenecen. Muchos de esos soldados, carabineros, marineros, aviadores y detectives son hijos del pueblo pobre, vienen de sectores populares y mantienen aún una falsa idea del honor y la dignidad que debe tener un uniformado. Debemos encontrar los cauces para que no vuelvan sus armas contra su pueblo y se sumen a la lucha. Uniformado: tu puesto esta junto a tu pueblo y no con sus asesinos. No dispares ni reprimas a tus hermanas y hermanos del pueblo ya que los dictadores pasan y el pueblo es eterno. Súmate a la lucha y rescata el honor de llevar un uniforme.
< Debemos recuperar los recursos naturales para el conjunto de la sociedad. Rescatar los dineros de las AFP, de las ISAPRES y renacionalizar las empresas estratégicas empezando por Codelco y entregar una Educación de calidad y gratuita al conjunto del pueblo. Los recursos para emprender todo eso están en este momento secuestrados por los empresarios, que se han dedicado a saquear a la clase obrera y al pueblo explotado de la ciudad y el campo.
< El pueblo Mapuche reivindica el derecho a su autodeterminación y el derecho al auto gobierno y a la recuperación de sus tierras salvajemente robadas por unos pocos empresarios ladrones. Debemos reconocer estos derechos y juntos, emprender un nuevo camino de diálogo y encuentro de la clase trabajadora con este pueblo también trabajador, a partir del ejercicio de sus derechos y reivindicaciones históricas.
< No podemos pasar por el alto el gran papel que en la Rebelión jugamos y debemos jugar las mujeres y los movimientos feministas .Todos los derechos reclamados deben ser consagrados en una Asamblea Constituyente, comenzando por igual trabajo-igual ingreso, eliminar de raíz el patriarcado machista, la violencia de género y reconocer el trabajo doméstico como parte integrada en la producción y los servicios, que debe tener por tanto un ingreso garantizado.
< Son muchos más los temas económicos, laborales, de pensiones, de defensa del ambiente y de la salud, de vivienda, de cultura, ciencia y educación, de justicia y derechos humanos. Todos los sectores merecen y deben estar presentes en este diseño del nuevo Chile, y por eso aspiramos con esos aportes poder seguir diseñando un programa político que consagre nuestro merecido futuro en una nueva institucionalidad, una nueva República Plurinacional Igualitaria de Trabajadoras y Trabajadores que realice las transformaciones socio-económicas y culturales necesarias.
 Todo esto necesita algunas cosas previas, sin las cuales nos seguirán explotando y robando nuestros sueños de un mejor Chile. Esas cosas previas están resumidas a continuación:
¡¡Para garantizar la victoria de la Rebelión, construyamos un partido revolucionario de la clase obrera y de todas y todos los explotados de la ciudad el campo!!
¡¡Para cambiar de raíz este sistema, derrotar al pinochetismo, fuera Piñera ahora!!
Por una Asamblea Constituyente Soberana elegida desde las bases que levante las grandes demandas sociales, económicas, étnicas, culturales y género.


Primera Línea Revolucionaria

Chile Rebelde, enero de 2020


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