Reflexiones y propuestas desde las trincheras de la Rebelión Popular en Chile
Para poder continuar victoriosamente las luchas iniciadas en octubre, ante los peligros que nos acechan, queremos compartir estas reflexiones y propuestas.
Un primer tema que creemos necesario aclarar es definir cuál es el fenómeno que estamos viviendo en Chile. Varias compañeras y compañeros le han llamado revuelta. Otras y otros simplemente protesta. Las más osadas y osados la llaman revolución.
A nuestro juicio, no es una revuelta que se inició de la nada y que no tiene objetivos. No está todo revuelto ni tampoco todo es espontáneo. Ya hay un rápido balance común de que es el acumulado de 46 años de tiranía, asesinatos, desapariciones, presas y presos políticos, exilio y torturas. En resumen, la violación sistemática de los derechos humanos por medio del terrorismo de Estado, que una vez que logró sus objetivos, se reconvirtió en “democracia”.
Este terrorismo de Estado tenía objetivos claros y definidos: arrasar con todos los derechos sociales, económicos, culturales que había acumulado la clase obrera, la clase campesina y el pueblo explotado en más de un siglo de luchas.
Este arrasamiento, tuvo por objetivo la imposición de un modelo jurídico, político, económico, militar, ideológico y social que garantizara a la burguesía todos los recursos del Estado. Y que además, pusiera en manos de esta burguesía los recursos naturales reforzando su poder económico, arrebatando directamente los dineros acumulados por los trabajadores y los pusiera a su servicio. En resumen, un oasis de lo que ahora ha dado en llamarse neoliberalismo, como ellos mismos lo reconocen.
Frente a todo lo anterior, no es una revuelta lo que estamos protagonizando. Gran parte del pueblo oprimido y explotado se levantó y utilizando diversos medios, pasó hasta ahora por encima de las leyes y disposiciones del sistema. Hubo una insubordinación civil, tal como se expresó claramente en la evasión del sistema de pagos del Metro de Santiago y que fue el inicio de este proceso.
De tal forma que, para nosotros, estamos en presencia de una auténtica Rebelión de diversos sectores de la clase obrera y muchos otros sectores sociales. No fue insurrección porque no salimos a las calles a asaltar el poder. Pero sí a cuestionarlo, constituyendo una verdadera Rebelión Popular. Y es una rebelión democrática, porque se alza contra la “democracia” del régimen pinochetista, clamando por acabar con su Constitución y reclamando una nueva. Por eso este clamor democrático tiene una semilla revolucionaria.
Una vez definido muy sucintamente este fenómeno, queremos detenernos en la actual situación que atraviesa Chile y sus implicancias, tanto para nuestro pueblo como para otros pueblos del mundo que nos miran atentamente.
El Gobierno
La actual situación de Chile al empezar el año 2020, se puede resumir en una frase: el sistema aún tiene la iniciativa estratégica y la emplea de forma inteligente.
La crisis larvada que se venía produciendo, fue administrada desde los gobiernos de la derecha y los de la Concertación y la llamada Nueva Mayoría, pero sin atacar las causas de fondo, de las que ellos mismos son responsables. La Rebelión Popular por tanto no sorprendió al gobierno, la esperaba tarde o temprano, solo lo dejó sorprendido su amplitud.
El gobierno, sin embargo, después de ensayar la respuesta de la contención represiva con el estado de emergencia y el ejército en las calles, en pocos días generó su política estratégica.
La represión la usa para aterrorizar y ganar tiempo, sabedor que es muy difícil derrotar a las masas en las calles. Sin posibilidad de desalojar de las calles al movimiento de masas, y sin uno propio que lo respalde, trasladó la situación política donde tiene la ventaja estratégica: hacia la institucionalidad pinochetista.
Elaboró una propuesta que sabía que sería rápidamente respaldada e impuesta por quienes habían administrado el modelo pinochetista durante 30 años: los partidos políticos y el Parlamento. Allí tiene la ventaja de la correlación de fuerzas e intenta emplearla de forma veloz y oportuna para sus intereses.
Evolución Política (Evópoli), Renovación Nacional (RN), Unión Democrática Independiente (UDI), Democracia Cristiana (DC), Partido Por la Democracia (PPD), Partido Socialista (PS), Partido Radical (PR) y una parte del Frente Amplio (FA), defienden el modelo a ultranza. Por su lado, el Partido Comunista (PC), el Partido Humanista (PH) y sectores menores del FA, de alguna manera también tienen intereses institucionales.
La Convención Pinochetista
La iniciativa de la convención pinochetista constituyente es su estrategia y el camino escogido fue inteligente.
Primero un plebiscito para decidir si quieren una nueva Constitución o no y bajo qué modalidad quiere la gente esta convención. Con ese primer movimiento, intenta ganar cinco meses, mientras trata de disolver la Rebelión con su salvaje represión y dando la sensación que “la gente” estaría decidiendo. La mayoría dirá que sí y lo verá como un triunfo electoral y lo defenderá.
Este hecho engañoso, legitimaría el siguiente paso que es la elección Convención Constituyente bajo las reglas del actual sistema electoral de partidos políticos y que no será una Asamblea Constituyente. El cambio de nombre no solo es semántico. Esto lo decimos ya que esa Convención luego de la elección de los convencionalistas, solo se abocará a proponer una nueva constitución y no tiene atribuciones más allá de esa tarea y por tanto no es plenipotenciaria.
Todo este proceso duraría unos dos años que coinciden con el término del mandato de Piñera. Allí está el fondo del asunto. Por lo demás, esta Convención requerirá de dos tercios de aprobación frente a temas donde no hay consenso, otorgando de esta forma un virtual derecho a veto a la minoría pinochetista.
Aunque otorguen cupos especiales a los pueblos originarios y opere la paridad de género, serán los partidos quienes pondrán a sus candidatos y bajo el actual esquema de postulación. La Nueva Vieja constitución saldría legitimada por todos, ya que el voto será obligatorio de nuevo.
El sistema de los dos tercios le dará al sistema todo el poder para que “cambiando” todo en apariencia, no se cambie nada. Lo peor es que será un sistema ya votado por la mayoría y aprobado como la gran demanda. ¡Así funciona su democracia!
El sistema pinochetista en esencia no será tocado y mientras eso ocurre, las grandes demandas sociales en materia económica, educación, salud, vivienda y pensiones, no serán atendidas, concentrándose los partidos políticos cada vez más en encauzar dentro de la institucionalidad las protestas sociales.
Nuestro Mundo Social
A finales de diciembre, los operadores políticos del sistema reunidos en la llamada oposición sumó a este camino de la convención pinochetista a Unidad Social y a otras organizaciones burocráticas y lentamente la ciudadanía empieza a transitar este camino. Está claro que el gobierno no cederá en ninguna de las demandas sociales y en el mejor de los casos, dirá que eso será materia de la “nueva” Constitución.
De este lado, el pueblo en lucha sí seguirá insistiendo en la renuncia de Piñera, pero el mismo calendario electoral de la nueva constitución demorará todo. Y Piñera ocupará un cómodo segundo lugar de administrador de todo el proceso. La correlación de fuerzas sociales mayoritaria a favor de los cambios, no servirá en ese escenario para romper el sistema pinochetista.
Las demandas sociales tienden ahora a ser administradas por Unidad Social, ya que el joven movimiento social no controlado, no ha logrado contar con una política claramente revolucionaria que oriente a las masas trabajadoras hacia objetivos que efectivamente resguarden sus intereses.
¿Cuáles son nuestros obstáculos? El horizontalismo, el progresismo populista y el sentido autonomista de los autoconvocados que rechazan la idea de la organización revolucionaria, que es la idea que puede hacer germinar la genuina conquista democrática que necesitamos: la Asamblea Constituyente Soberana. Así, esas ideas que son de apariencia democrática, habrán obtenido gran notoriedad, pero están a punto de ayudar a propinar una derrota política histórica al pueblo chileno y también a otros pueblos de la región que miran ansiosos el desenlace.
Si los sectores populares, no somos capaces efectivamente de generar en tres meses un camino diferente a las masas trabajadoras, nuestros modestos pero extenuantes esfuerzos, no serán suficientes para cambiar el escenario actual y sus perspectivas.
La democracia asamblearia directa nacida de nuestra Rebelión debe resguardarse de todos los vicios del parlamentarismo del régimen. Por eso mismo, debemos saber traducir nuestros debates democráticos en medidas políticas de lucha y organización. Enfrentamos un régimen verticalista de mucha fuerza. Debemos responder con decisiones fuertes. Democracia directa debe ser acción. Y acción en un solo sentido, en un solo rumbo, acción que no disperse nuestras fuerzas.
Además de tomar en cuenta al poderoso enemigo que tenemos arriba y enfrente, los de abajo debemos saber sacar enseñanzas de otros pueblos.
Nuestros vecinos argentinos, en el año 2001 tumbaron un gobierno que los saqueaba también con careta democrática. Con inmensas movilizaciones tumbaron uno tras otro a presidentes títeres. Desarrollaron un inmenso movimiento de asambleas que cuestionaba a todos los partidos del sistema reclamando "¡QUE SE VAYAN TODOS!". Los partidos del sistema acorralados prepararon la trampa. Las asambleas deliberaron y deliberaron meses y nunca gestaron una fuerza política surgida de esa democracia directa. Cuando llegaron esas elecciones, los partidos del régimen tenían su política. Las asambleas nada. No se fue ninguno. Se quedaron todos. ¡Que no nos pase lo mismo en Chile!
Somos optimistas, pero no ilusos. Debemos ser rigurosos y objetivos en esto. Salvo situaciones nuevas generadas por la movilización que impongan otro camino, esa es la tendencia principal en este momento. Y esto es peligroso.
Agotados, sin recursos casi y chocando una y otra vez con una pared de acero al frente, si no logramos entender la actual situación y los peligros de la trampa del sistema, será muy difícil el próximo periodo. Nuestra fuerza es mucha, pero tenemos puntos débiles tanto orgánica como políticamente. Hay activismo que más que hacer política para sumar fuerzas desde afuera, la hace para adentro mirándose el ombligo identitario propio y así no logramos encuadrar y encauzar una política común para amplias masas.
Desde nuestra clase obrera nos hemos mantenido en lucha, pero no orgánicamente donde somos muy débiles, aunque algo se ha avanzado en este tiempo. Pero las grandes organizaciones están bajo tutela de los partidos sistémicos.
Los movimientos de masas se han radicalizado en su mayoría, siendo los estudiantes secundarios los elementos más dinámicos de estas fuerzas, junto con las compañeras mujeres. El movimiento de pobladores se ha organizado y ha emprendido tres grandes tomas de terrenos, pero han sido desalojados y esto ha tenido sus consecuencias negativas porque han perdido protagonismo y liderazgo.
Por su parte, el pueblo mapuche se ha lanzado en forma oportuna por su autodeterminación y se espera un escenario de confrontación en este terreno y una mayor represión desde el gobierno.
Los territorios están más dispuestos para avanzar en la organización independiente fuera de la tutela de los partidos del sistema capitalista maltrecho, pero carecen en general de una centralidad de la política a aplicar frente a la actual situación.
Podemos decir que la politización institucional como el tema constituyente, ha opacado el resto de las demandas sociales, económicas, étnicas, culturales y sexuales.
Entonces vivimos una etapa contradictoria. Un gran movimiento de masas no orgánico y combativo, por un lado, donde claramente el régimen perdió la partida y la iniciativa y solo la represión es su camino para enfrentarlo. Pero, por otro lado, una situación institucional altamente favorable en términos estratégicos para el sistema capitalista aplicado en Chile.
Insistimos que la salida es la renuncia de Piñera y el traslado de la situación hacia que el pueblo decida en forma realmente democrática, por sus demandas sociales y económicas urgentes.
La situación está abierta, pero sin una organización con un ideal revolucionario, inspirada y guiada en un método científico de análisis y síntesis, que oriente la lucha de masas, el desenlace victorioso no está garantizado.
Estamos trabajando en esa dirección, pero no estamos seguros de los tiempos necesarios. Compartimos estos ideales con otras organizaciones compañeras, que son populares y revolucionarias. Necesitamos unirnos.
Las consignas de las masas reflejan también la situación. Los movimientos feministas y los estudiantes secundarios sí han generado contenido político profundo, pero el resto es muy débil en este momento, la mayoría sin un contenido político real, salvo la salida de Piñera.
Como ya lo hemos dicho, lo que está en el fondo de esta aguda lucha de clases en Chile no son los cupos para los mapuches ni la paridad de género. Es todo el ordenamiento jurídico, político, el régimen económico y de propiedad, la doctrina militar de las fuerzas armadas y el papel represivo que cumplen y la subordinación de la política internacional a los intereses del imperialismo.
Si todo lo anterior no cambia, seguirá la privatización del agua, de los caminos y carreteras, de los recursos naturales y hasta de los antecedentes comerciales de todos los chilenos.
El sistema capitalista ha logrado en Chile y en otras partes, que todos los segmentos de la burguesía tengan su propio estado mayor político, que defienda sus intereses. Su éxito radica justamente en convencer a la clase obrera, que no necesitamos de ese estado mayor que centralice y oriente las luchas sociales y las encauce hacia el centro del problema del poder político que nos oprime.
Si bien todos reconocen que no son 30 pesos sino 30 años, esos mismos le dan el poder de decidir a dos de las instituciones más desprestigiadas de Chile como son los partidos políticos del sistema y el Congreso nacional, dónde son múltiples los parlamentarios que se hayan incursos en delitos graves de corrupción, robo y lavado de dinero.
Esos mismos partidos son los que han sido el sostén del sistema pinochetista de estos últimos 30 años y muchos esperan que estos mismos partidos hagan los cambios necesarios. Allí justamente está la fortaleza del sistema y la habilidad de haber sacado la decisión de la calle y llevarla a un cauce institucional controlado de antemano.
Proponemos algo nuevo
Ya empieza la campaña para el plebiscito donde todos se jugarán a fondo por aprobar las reformas, sin darse cuenta la mayoría, que así estará legitimando un mecanismo antidemocrático como es la convención pinochetista constituyente, propuesta por el mismo Piñera.
En todo caso, debemos participar de este proceso para denunciarlo y tratar de realizar, una acumulación de fuerzas distinta, que asuma la necesidad de conformar una fuerza política nueva, con un nuevo sentido de clase social opuesta a la burguesía, un partido revolucionario que se ponga al frente de las urgentes tareas que demandan las grandes mayorías trabajadoras y explotados en Chile y que repercutirán en todo el continente y más allá. Que las discusiones sobre el plebiscito se transformen en un amplio debate popular que mantenga a las masas movilizadas. Y que en este debate nos unamos las organizaciones compañeras.
Por todo lo anterior, queremos proponer con modestia, pero con mucha fuerza los siguientes pasos:
< Con la excepción de los portuarios y algunos sectores mineros, los trabajadores no hemos jugado el rol que debemos cumplir en esta gran gesta del pueblo chileno. Exigimos a las direcciones sindicales que organicen realmente a la clase trabajadora para que, con el conjunto del pueblo, se prepare una gran huelga general indefinida hasta que renuncie el criminal que hoy ocupa la Moneda. La huelga general indefinida no se convoca por los medios de comunicación solamente, sino que se organiza desde la base, abandonando las practicas burocráticas de las actuales direcciones sindicales. ¡¡¡A construir en todas partes, Comités de Lucha Popular hacia la huelga general indefinida!!!
< Debemos también ser muy claros en señalar el heroísmo de la Primera Línea que, en todos estos meses de lucha, su papel ha sido fundamental para que se desarrolle la Rebelión Popular y la autodefensa de las masas, salvando la vida de cientos de miles de personas. Pero también debemos decir que ese solo hecho no basta. Debemos desarrollar un gran esfuerzo para neutralizar a cientos o miles de soldados y carabineros que están en contra de las políticas represivas y del rol que la burguesía les hace jugar como guardianes de los intereses de esa clase a la cual no pertenecen. Muchos de esos soldados, carabineros, marineros, aviadores y detectives son hijos del pueblo pobre, vienen de sectores populares y mantienen aún una falsa idea del honor y la dignidad que debe tener un uniformado. Debemos encontrar los cauces para que no vuelvan sus armas contra su pueblo y se sumen a la lucha. Uniformado: tu puesto esta junto a tu pueblo y no con sus asesinos. No dispares ni reprimas a tus hermanas y hermanos del pueblo ya que los dictadores pasan y el pueblo es eterno. Súmate a la lucha y rescata el honor de llevar un uniforme.
< Debemos recuperar los recursos naturales para el conjunto de la sociedad. Rescatar los dineros de las AFP, de las ISAPRES y renacionalizar las empresas estratégicas empezando por Codelco y entregar una Educación de calidad y gratuita al conjunto del pueblo. Los recursos para emprender todo eso están en este momento secuestrados por los empresarios, que se han dedicado a saquear a la clase obrera y al pueblo explotado de la ciudad y el campo.
< El pueblo Mapuche reivindica el derecho a su autodeterminación y el derecho al auto gobierno y a la recuperación de sus tierras salvajemente robadas por unos pocos empresarios ladrones. Debemos reconocer estos derechos y juntos, emprender un nuevo camino de diálogo y encuentro de la clase trabajadora con este pueblo también trabajador, a partir del ejercicio de sus derechos y reivindicaciones históricas.
< No podemos pasar por el alto el gran papel que en la Rebelión jugamos y debemos jugar las mujeres y los movimientos feministas .Todos los derechos reclamados deben ser consagrados en una Asamblea Constituyente, comenzando por igual trabajo-igual ingreso, eliminar de raíz el patriarcado machista, la violencia de género y reconocer el trabajo doméstico como parte integrada en la producción y los servicios, que debe tener por tanto un ingreso garantizado.
< Son muchos más los temas económicos, laborales, de pensiones, de defensa del ambiente y de la salud, de vivienda, de cultura, ciencia y educación, de justicia y derechos humanos. Todos los sectores merecen y deben estar presentes en este diseño del nuevo Chile, y por eso aspiramos con esos aportes poder seguir diseñando un programa político que consagre nuestro merecido futuro en una nueva institucionalidad, una nueva República Plurinacional Igualitaria de Trabajadoras y Trabajadores que realice las transformaciones socio-económicas y culturales necesarias.
Todo esto necesita algunas cosas previas, sin las cuales nos seguirán explotando y robando nuestros sueños de un mejor Chile. Esas cosas previas están resumidas a continuación:
¡¡Para garantizar la victoria de la Rebelión, construyamos un partido revolucionario de la clase obrera y de todas y todos los explotados de la ciudad el campo!!
¡¡Para cambiar de raíz este sistema, derrotar al pinochetismo, fuera Piñera ahora!!
Por una Asamblea Constituyente Soberana elegida desde las bases que levante las grandes demandas sociales, económicas, étnicas, culturales y género.
Primera Línea Revolucionaria
Chile Rebelde, enero de 2020
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