13 MARZO 1888 NACE ANTÓN MAKARENKO
Quizás, el más grande pedagogo de todos los tiempos, toda su obra es todo un poema.
Construyó humanidad en seres destruidos, sin patria y sin una idea de vida. Fue maestro de grandes generaciones de hombres y mujeres que despues de destruir su humanidad por las constantes guerras, los convirtió en sujetos de construir un Mundo mejor.
Todo pedagogo, todo docente, debemos de virar hacia la gran obra social de un hombre que convirtió su vida en la escuela misma.
Desde la escuela se puede hacer revolución, y él lo hizo en la práctica.
(Anton Semiónovich Makarenko; Bilopol, 1888 - Moscú, 1939) Pedagogo ruso. Nacido en el seno de una familia muy humilde, con enormes sacrificios por parte de su familia pudo estudiar pedagogía, estudios que completó en 1917 con la obtención del diploma del Instituto Pedagógico, con la máxima puntuación.
El período 1905-1917 fue decisivo para su formación como futuro maestro y como renovador de los viejos sistemas educativos. El autor se sintió cada vez más cercano al movimiento revolucionario obrero, y se sumergió en la lectura de las páginas más apasionadas de la literatura democrática: Chejov, Turgenev, Korolenko, Lermontov, Pushkin, Gogol y sobre todo, Gorki, su guía y maestro, al que conoció personalmente en 1928 y con el cual mantuvo una profunda amistad. Finalizó sus estudios en 1919, y fue nombrado director de una escuela en la ciudad de Poltava.
Se dedicó especialmente a la reeducación de niños y jóvenes inadaptados. Su principio fundamental es que la educación es un proceso que se produce con esfuerzo y disciplina, y cuyo objetivo es el ejercicio de una socialización eficaz y productiva. El trabajo colectivo es el medio más idóneo para lograrla; solamente una sociedad que impone tareas importantes y exige esfuerzos en su realización, puede desarrollar las potencialidades de sus niños y jóvenes. No hay adolescentes malos o extraviados, simplemente no han tenido un buen condicionamiento social, afirma. Proporcionar ese buen condicionamiento es la tarea del educador, que no se realiza con recetas psicológicas, sino introduciendo una experiencia social verdadera.
Aplicó estos principios en la Colonia Gorki, internado para adolescente extraviados y pequeños vagabundos, donde desgraciadamente se evidenciaron también sus discrepancias con algunos círculos pedagógicos, discrepancias que condujeron en 1928 a la ruptura de relaciones y a su alejamiento de la colonia. De esta experiencia habla en su obra Poema pedagógico. La obra, cuya concepción se remonta a 1925, está dividida en tres partes, publicadas en el almanaque literario de Gorki L'anno diciassettesimo, entre 1934 y 1935. Su segunda obra, Banderas en las torres (Flagi na bashniach), de 1932, trata de la experiencia de la Comuna Zerginski, la segunda colonia que dirigió.
En los últimos años de su vida venció la dura batalla por el reconocimiento público de sus ideas, y aceptó cargos de gran responsabilidad: desde 1935 hasta 1937 fue vicedirector de la sección de las colonias obreras del Comisariado del pueblo para asuntos internos de Ucrania. Posteriormente, se trasladó a Moscú, donde se dedicó intensamente a organizar programas educativos y a su actividad de escritor. Data de este período su Libro para los padres (Kniga dlia roditelei), escrito en colaboración con su esposa.
La experiencia de educación de Makarenko es un aporte a la educación de la humanidad y esperanza de un futuro luminoso en dónde se reafirma la posibilidad de la regeneración y resurrección.
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